Desde la perspectiva del
autor, existe una serie de intervenciones que la tecnología y la
"revolución digital"han ejercido sobre nuestra realidad en el mundo.
Se ha cambiado, incluso, la concepción que se tenía del tiempo y del espacio
proyectando una serie de posibilidades que antes eran impensables de realizar;
por ejemplo el considerable avance de los medios de comunicación a través del
celular, internet y otras herramientas más sofisticadas dentro de los mismos
medios, incluso recae la importancia sobre la pregunta por la fotografía como
pionera de la revolución digital y la posición que adquiere dentro de dicha
revolución.
El mundo digital pone en
juego el valor intersubjetivo entre los individuos. El hecho de que el ser
humano se sienta en desventaja porque se considera a la máquina inteligente
haciéndolo a él estúpido, realiza en el mismo ser humano una cierta
desconfianza hacía, no tanto en estos medios como tal, si no en lo certero que
pueda ser el futuro con la compañía y desarrollo de la revolución digital.
No obstante, existe una
gama de posibilidades que facilitan un registro facultativo a la situación actual; la constante preocupación por lo incierto del futuro. La fotografía ha servido como bitácora en este aspecto y se sitúa como una posibilidad aleatoria para recordar, analizar y actuar en el presente observando patrones de conducta, sucesos y acontecimientos e inventando un posible futuro. La fotografía, que en pañales estuvo dispuesta a las intervenciones de los artistas para crear formas inexistentes en la realidad o resaltar puntos desapercibidos a la vista de lo cotidiano, se convierte en emisaria del pensamiento del hombre en torno a la conducta del hombre e incluso en la nueva manera de ver la realidad a partir de la revolución digital en el mundo postmoderno.
Según el autor, y parafraseando algunos puntos importantes, nuestra vida se ve intervenida por la presencia de la fotografía. No hay realidad más puntual que la que presenta la mirada fotográfica, desde un retrato o una fotografía familiar hasta una fotografía de de ovnis o guerrillas. Los fotógrafos incluso se pelean por tener un registro perfecto de esos acontecimientos inéditos que impactan a la sociedad. Como los medios electrónicos de comunicación, el poder de la imagen atañe el poder de las palabras e incluso se vuelve más representativo.
Pero ¿Qué hay con el poder de la imagen? Según el autor, la fotografía digital nos inundará con fotografías de quimeras, creando un menú de posibilidades algunas útiles, algunas destructivas, como las frías imágenes productos de modelos que han tiranizado a las mentes susceptibles a través de casi toda portada de revista que muestra una mujer joven, delgada y muy retocada. Efectivamente a la imagen se le ha atribuido el carácter divino de supremacía, desde la manera más sutil de mostrar lo indeseable, hasta representar lo que todo mundo quiere ver.
La era digital se mueve en este territorio. Un territorio que demanda la posibilidad de presentarse a través de la imagen, incluso sobrepasando sus características. Sin embargo, no recae toda su fuerza sólo en este aspecto. La facultad que tiene de imponerse frente a la humanidad a través del internet, la televisión y el cine es lo que hace que la fotografía reestructure su significado en este periodo de la historia. Lo que ocurre después de la fotografía atañe más a su posición frente a los medios de comunicación digitales que a su aspecto demandante dentro del arte.
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